EL FRACASO de los puestos de control de COVID-19

Luis Gilberto Moya Romero

A la fecha límite de la reactivación de la economía a partir del 15 de julio de 2020, quedó demostrado que los puestos de control promovido por los alcaldes no cumplieron ninguna función más allá de incomodar a sus habitantes y lugareños. Nos dimos a la tarea de verificar si los puestos realmente estaban atajando el virus y encontramos algunas sorpresas, cuyas conclusiones compartimos con ustedes. Se tomaron 18 municipios de Cundinamarca y Tolima, todos con cierre de fronteras y con 0 casos, declarados en la primera etapa como municipios no COVID en abril, sin embargo, en lo corrido de junio sus municipios ya reportaban numerosos casos donde comerciantes y funcionarios fueron los responsables del contagio. Otros municipios que no hicieron un cierre total y medias estrictas como Melgar (Tolima), incluso a la fecha ya levantaron los controles, reportan un número igual o menor de contagios comparados con sus pares que si hicieron cierre total. ¿Entonces de que sirvió el cierre? Nos preguntamos muchos y la respuesta no es muy concreta, una de ellas es que el escenario pudo ser peor al que vivimos hoy, si no se hubiese hecho cierre. Sin embargo, si seguimos la trayectoria de contagios, las personas de Espinal y Fusagasugá (por ejemplo) no se hubiesen contagiado si los comerciantes procedentes de Bogotá no hubieran llegado y estos a su vez, no se hubiesen contagiado, si el aeropuerto del Dorado se hubiera cerrado a tiempo. Luego entonces la cadena de contagio se hubiera disminuido cerrando solo Bogotá, no los municipios. Otra respuesta es que el cierre fronterizo municipal desestimuló a los habitantes de Bogotá, para no regresar a sus pueblos o fincas de origen, esto es cierto, pero esto no detuvo la llegada del virus, pues un residente de un municipio vecino logró llegar con sobornos como el mismo lo afirma. Estos meses de aprendizaje de todos los mandatarios locales servirá para los próximos meses que deben tomar experiencia de uno y otros y orientar la economía y la salud con la misma cuerda. Fue un error pensar que se trataba de un cierre policivo, así mismo, nunca promovieron los controles sanitarios al interior de sus municipios, generando una sensación de seguridad falsa. Entonces los controles en las entradas de los municipios no es la solución para mediar entre el cuido de la salud y la economía, pues está claro que la unidad básica de control es persona misma y partiendo de ello, es que se deben utilizar las 24 horas que tiene el día para promover el comercio, el transito de personas y construir controles sanitarios a través de corredores al interior de los municipios. Otro de los fracasos es el toque de queda, pues solo han afectado el comercio y no han servido para la protección, siendo lo único positivo la disminución del número de personas en las calles a través de restricciones pero que también fracasó por la falta de control e indisciplina de los habitantes. Lo que nos queda claro es que el aumento de casos es inevitable, que muchos de nuestros habitantes contraerán el virus y los decesos de amigos y familiares es totalmente posible.

 




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