Frente a la pandemia COVID-19, quedó demostrado la incompetencia de las cámaras de comercio del país, que agrupa a los comerciantes y entidades sin ánimo de lucro, quienes vimos quebrados nuestros negocios, pero las cámaras solo están preocupadas por las renovaciones de los certificados, cuyo costo no se alteró, por el contrario, aumentó y como si fuera poco, al menos debería ofrecer con el pago de la renovación un certificado de cortesía, pero nada.
Quienes somo pequeños y medianos empresarios vimos como los créditos y apoyo de nóminas entre otros incentivos fueron otorgados a grandes empresas, con el silencio y complicidad de las cámaras de comercio del país quienes deberían haber jugado un papel predominante en esta situación tan difícil para los negocios del país.
Una vez más, queda en evidencia la anacrónica situación y funciones de las cámaras de comercio de dejar de ser parásitos del comercio y convertirse en verdaderos aliados de los comerciantes, pues pagamos no para sostenerlos, pues las renovaciones no pueden constituirse en la razón de existencia de las cámaras, sino que permitan el desarrollo de nuestros negocios ofreciendo oportunidades reales no anuncios bonitos en sus páginas.
En conclusión, el mal y la solución apunta al congreso que expide leyes solo para favorecer a unos pocos. Elegimos a unos cuantos llamados senadores y representantes cuya estructura también debemos modificar.